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The haters gonna… hate?

  • Foto del escritor: Subversivo_mx
    Subversivo_mx
  • 10 ago 2020
  • 2 Min. de lectura

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ESTEFANÍA PORRAS


Las redes socio digitales han revolucionado el mundo de la comunicación permitiendo enlazar mensajes en tiempo real sin que importe mucho desde dónde se transmiten. Dan posibilidad de existencia a la pluralidad de ideas y rompen con las barreras que delimitaban a los actores facultados para hablar sobre determinados temas. De manera que las personas de a pie, contamos con un espacio, siempre abierto, para que la comunicación sea bilateral, lejos de los modelos tradicionales y dejando de lado nuestro reducido papel de espectadores. Ahora sabemos al minuto lo que ocurre al otro lado del mundo, todo al alcance de un clic.

Sin embargo, las redes socio digitales también han contribuido a la despersonalización de los usuarios a través de las plataformas en internet. Si bien existe vinculación entre perfiles afines, logrando consolidar identidades comunes fuera de las fronteras físicas de un país (pensemos en los movimientos feministas, ecologistas), lo cierto es que la empatía entre pares se ha vuelto selectiva.

Las premisas universales que buscamos para los seres humanos, las limitamos a criterios ambiguos: quienes se parecen a nosotros, quienes comparten ideologías o quienes, por lo menos, no nos hacen un mal. Por el contrario, al deshumanizarnos tras la pantalla, somos capaces de emitir agresiones a quienes piensan diferente, agresiones que no sostendríamos en una interacción cara a cara.

Entonces los espacios digitales también fracturan nuestro entorno inmediato. Es decir, que a la violencia cruenta ya vigente en la realidad se suma la violencia digital que puede escalar y materializarse o bien, evitar la formación de lazos comunitarios para la solución de problemáticas afines.

Dentro de las redes, nos hemos vuelto no solo emisores de mensajes, lo cierto es que habitamos como pequeños ciber-policías de lo correcto e incorrecto, de los modos, de las técnicas y hasta de los gustos. Sí, internet nos permite extender nuestra persona a nuevos canales de comunicación, pero no somos seres exclusivos. El mundo está abierto a interpretación, a diversidad.

Los debates y las confrontaciones son necesarios. Sin embargo, gran parte de ellos no se resolverán en una red social. Mientras que dejar de ver a otros miembros de las redes en internet como personas válidas, tiene consecuencias reales que poco o nada tienen que ver con quién gana un debate en redes. Por mucho, lo que se logrará será una validación del ego, de un individuo necesitado de afirmarse tras agredir a otro. Pero un cambio significativo para la sociedad, ahí no se va a encontrar.

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