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De la vacuna

  • Foto del escritor: Subversivo_mx
    Subversivo_mx
  • 14 dic 2020
  • 3 Min. de lectura

México ha entrado en los primeros seis países en aprobar la aplicación de emergencia de un plan nacional de vacunación que prevé vacunar a toda la población mexicana para marzo 2022. Hasta ahora, la distribución de las vacunas responde a un modelo que prioriza a los trabajadores de salud, personas mayores de 60 años y que concluye con el resto de la población. Creo que la noticia ha venido a dar algún grado de certeza a quienes han sido imposibilitados de reunirse, conseguir empleo, o simplemente vivir de forma más plena.

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La estrategia define dos nodos de vacunación: la CDMX y Coahuila para la primera fase. A razón de temas logísticos y debido a que fue en el centro-norte donde empezó el repunte de COVID y por factibilidad logística. Coahuila representa un estado central para la distribución en la zona norte, mientras que la Ciudad de México es un epicentro en contagios, pues concentra la mayor población del país.

En este sentido, parece ser que la estrategia del gobierno responde a grupos etarios, concentración poblacional y al nivel de exposición de la población.

No obstante, creo que hay muchas razones para que México sea de los primeros en apuntarse. Por un lado, es una búsqueda inmediata para resolver la crisis sanitaria de la que poco queda de preocupación; y por otro, es la posible materialización de una política pública en una herramienta electoral.

Es, a mi parecer, un blindaje que el gobierno necesita hacer. Hoy en día, el país lleva aproximadamente 113 mil 704 muertes y un millón 241 mil 436 casos de Covid-19. Por lo que comenzar a vacunar podría contribuir a descongestionar el sistema de salud pública.

La estrategia de susana distancia fue poco efectiva. Continuamos con las reuniones, hemos sido laxos con el uso de las mascarillas e incluso algunos, hemos viajado. Además, tampoco funciono el semáforo epidemiológico; mucho se ha criticado que el colocar una zona en rojo no representa ningún cambio significativo para las ciudadanía o que colocar colores más oscuros en el semáforo responde a la necesidad de reactivar la economía y evitar el cierre total.

Históricamente, las vacunas han constituido uno de los éxitos más importantes en la historia de la medicina. Que, al ser incorporadas como bienes públicos en los programas financiados por el Estado, han sido herramientas poderosas para reducir enfermedades de salud que resultan problemas públicos. Lo fue la viruela, la polio y otras tantas. (Aunque hay enfermedades que importan y otras no, como el VIH/SIDA).

Aun así, existe cierto grado de voluntad política en la pronta solución a algunos problemas públicos, como el caso del COVID-19. No sólo por buscar un balance en la economía nacional, sino que, debido al clima que impera en el mapa político del país no es difícil comprender que los gobiernos – de oposición o del partido oficialista – tengan la intención de capitalizar la pandemia, y por tanto las vacunas, en una herramienta electoral.

Digo esto, por el conflicto que lentamente se ha estado cocinando en el pacto federal. Los gobiernos de oposición se han mostrado reacios a mantenerse alineados a las disposiciones federales. En lo que parece una lucha por ver quien lo hace mejor. Además, las elecciones del 2021 están a la vuelta de la esquina. Y algunos gobiernos han construido toda una imagen pública en torno a su “efectiva” respuesta a la pandemia.

Así, no resulta extraño que la inmediata vacunación sea una estrategia que reafiance la legitimidad en Gatell y el gobierno federal, así como también inmortalice en el imaginario colectivo que fue el partido oficialista quien atendió de mejor manera la crisis.

En lo que son peras o manzanas, sí es aplaudible la noticia de una solución aparentemente buena, no obstante, sería bueno cuestionar la distribución de la vacuna. ¿Por qué no vacunar primero a quienes somos la población más joven y por tanto tenemos mayor movilidad?, ¿Cuál fue el criterio para la distribución?, ¿Las comorbilidades que padece la población o la constante exposición de las clases bajas?

Con todo, parece ser que la pandemia tendrá una salida lenta del país…

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