Sobre Musk y otras desgracias
- Subversivo_mx

- 4 nov 2020
- 3 Min. de lectura

Juan Pablo Figueroa Mansur
Existe una visión urbanística dominante que emplea un frame abiertamente elitista e individualista. Los nuevos proyectos urbanos fungen como metáforas que tienen como fin crear un imaginario sobre qué son y cómo deben ser los nuevos “espacios públicos” en el futuro, cercano y lejano. El más grande exponente de esta visión es el empresario Elon Musk, y otro ejemplo de esto es el Parque La Mexicana. El objetivo de este artículo es mostrar que los frames o marcos referenciales importan no solo en la forma de comunicar, sino en la propia realidad de las personas, pues a partir de ellos se diseña política pública.
Empiezo con el primero. Musk es un experto en tecnología, pero emplea continuamente el lenguaje orwelliano. ¿A qué me refiero con esto? Los proyectos de transporte urbano que ha presentado en los últimos años los ha tratado de disfrazar de innovadores para la creación de espacios públicos y abiertos en todos los sentidos, cuando en realidad sus proyectos son metáforas que tratan de convencer a la opinión pública de que el futuro será un mundo lleno de autopistas y túneles diseñados para el transporte individualizado.
El proyecto de Elon Musk consiste en construir una red de túneles diseñada inicialmente para vehículos (coches) eléctricos de alta velocidad. Hay dos problemas con esto: el primero es la transición y la democratización de los autos eléctricos que aún no ha llegado, y podría tardar más según los expertos, pues al final retrata un problema de coordinación entre el Estado y las empresas de energía. Musk trata de darle la vuelta a esto poniendo él mismo el dinero, lo que nos lleva al segundo problema, se trata de una red de transporte individualizado.
Las críticas a su proyecto vinieron rápido, lo que hizo que cambiara el enfoque del mismo. Ahora estaría enfocado en transporte público, y según las propias palabras de Musk, “(…) se podría decir que es un bus subterráneo eléctrico autónomo que alcanza los 240 kilómetros por hora y que cambia automáticamente entre túneles y ascensores”.[1] Sin embargo, se supo recientemente[2] que dicho túnel de automóviles solo podrá transportar 800 personas por cada hora, esto es, una cantidad ínfima de lo que podría transportar el Metro u otro tipo de transporte colectivo (con menor velocidad incluso). Al final, el frame elitista pesó en la propia viabilidad del proyecto.
El segundo ejemplo que quiero exponer es algo sobre lo que ya escribí en este mismo espacio hace varias semanas. El Parque La Mexicana, ubicado en Santa Fe, Ciudad de México. Un parque privado que aparenta ser un espacio público, sin embargo, es un parque que está diseñado por y para las élites, para la gente de alto ingreso en ese barrio, y no para las personas víctimas de la gentrificación y del abandono del Estado. Este lugar parte del mismo frame de Musk: el espacio público debe ser diseñado para unos cuantos.
Mi reflexión final es que el imaginario sobre los espacios urbanos no debe ser a partir de un frame individualista ni elitista. Si La Mexicana o los túneles de Musk aspiran a ser espacios públicos deberían ser más democráticos, más aún si el Estado participa y destina recursos a este tipo de proyectos. Al final, estos últimos son metáforas que impactan las vidas de las personas y de las generaciones futuras.
[1] CNN (12 de marzo de 2018). Elon Musk quiere innovar en el transporte público con vehículos de alta velocidad que transiten por túneles. Disponible en https://cnnespanol.cnn.com/2018/03/12/elon-musk-quiere-innovar-en-el-transporte-publico-con-vehiculos-de-alta-velocidad-que-transiten-por-tuneles/ [2] Mark Harris (16 de octubre de 2020). Elon Musk’s Las Vegas Loop might only carry a fraction of the passengers it promised. Publicado para Techcrunch. Disponible en https://techcrunch.com/2020/10/16/elon-musks-las-vegas-loop-might-only-carry-a-fraction-of-the-passengers-it-promised/






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