Obesidad, etiquetado y COVID

Por: Juan Pablo Figueroa Mansur

Sería insensato negar la evidencia científica que muestra que el efecto de la alta disponibilidad de comida con alto contenido calórico y bajo contenido nutricional sobre los niveles de sobrepeso y obesidad. Sería peor ignorar la experiencia en política pública de otros países que enfrentan el mismo problema de salud pública, más cuando existe investigación al respecto que arroja resultados positivos sobre el éxito de las reglas de etiquetado.

La obesidad y la diabetes son problemas de salud pública persistentes, por esa misma razón y complejidad, es prácticamente imposible resolverlos en el corto plazo. Quizá la regla del etiquetado frontal, la que entrará en vigor en unas semanas, sea un paso firme para resolver el problema, dado que el efecto del impuesto en estos productos sobre los niveles de salud ha sido insuficiente. Será cuestión de años para que se pueda evaluar el éxito de esta política pública, esto sin negar la evidencia, pero pensando en que la implementación de la ley y las propias características preexistentes en México, podrían atenuar el efecto sobre los niveles de obesidad, eso aún no lo sabemos.

Pronto entrará en vigor la norma que ha obligado a las empresas a colocar el etiquetado. Esto ha sido un gran reto para las cadenas de distribución, pero también para las áreas de marketing que han ideado formas de burlar la ley haciendo que, por ejemplo, en la etiqueta aparezcan dos frentes con su logo: uno que tenga los sellos oficiales y otro que no los tenga, esto para que, a la hora de llegar a punto de venta, los promotores exhiban el producto de manera que solo se vea el frente sin los sellos.

Este problema deja ver un par de cuestiones importantes. Primero, sin la colaboración de las empresas es muy difícil combatir cualquier problema de salud pública, ya lo estamos viendo con el COVID, y ya lo veremos cuando el etiquetado entre en vigor. Segundo, las empresas siempre buscarán colarse entre las rendijas legales para no disminuir sus beneficios; bajo ese supuesto, el gobierno no debe centrar sus esfuerzos en la ley de etiquetado para atacar estas enfermedades, deben idear formas paralelas de política pública para hacer una estrategia integral.

Finalmente, resulta satisfactorio que el subsecretario López Gatell se pronuncie en contra de los productos veneno que han dañado la salud de las y los mexicanos, eso es parte de su trabajo, qué mejor pronunciarse si la evidencia muestra que el consumo y la alta disponibilidad de estos alimentos, aumenta los niveles de sobrepeso y obesidad. Ojalá, con la misma vehemencia y contundencia se pronunciara a favor del uso del cubrebocas y las pruebas masivas para tener una mejor gestión de la pandemia, dadas las recomendaciones sanitarias internacionales y la evidencia científica reciente. El reloj avanza y cada día son más las vidas en juego.