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La lección de García Lorca

  • Foto del escritor: Subversivo_mx
    Subversivo_mx
  • 2 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

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Juan Pablo Figueroa Mansur


Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, mejor conocido como Federico García Lorca, habló por una generación entera. Si abrimos sus libros de poesía, encontraremos poemas escritos en junio, julio, agosto, (…) de 1920, exactamente hace un siglo. Si muchos de los que tenemos hoy alrededor de 22 años viviéramos en aquél tiempo, seríamos sus compañeros de generación dado que Federico nació en 1898.

García Lorca fue fusilado de forma ilegal e injusta en 1936, hasta la fecha su cuerpo sigue perdido en alguna fosa común clandestina cerca de Granada, España. ¿Por qué recordar a Lorca? ¿Qué es aquello que debemos reflexionar sobre él? Al leer sobre su ejecución, no deja de sobresaltarme las razones enlistadas por el documento de defunción que dio el gobierno franquista décadas después, esto es, fue asesinado por ser “socialista, masón y homosexual”.

No se trata aquí de vanagloriar y convertirlo mártir de ciertas causas o movimientos políticos, porque de hecho para muchos es un ícono revolucionario cuando creo que se olvida su faceta más importante: la de poeta que decidió alzar la voz en muchas ocasiones. Por lo anterior, aquí va la lección, en las revoluciones, las guerras civiles, los cuartelazos, los golpes de Estado, si partimos desde un punto de vista de estructural y colectivo, por definición borramos las caras de las víctimas y subestimamos el papel de los individuos dentro de dichos movimientos, por la propia razón de que estos son reemplazables como cualquier engrane del sistema.

Resulta siempre útil imaginarnos el futuro: ¿Qué estaremos haciendo en el año 2036? ¿Qué cosa estará pasando en el ámbito político? Siendo más o menos optimista, me gustaría descartar el escenario en el que un gobierno o grupo instale algún régimen autoritario en nuestro país, aunque lo cierto es que la democracia nunca está asegurada y se construye todos los días. Planteo esas interrogantes porque Federico García Lorca hace un siglo, cuando tenía nuestra edad, no se imaginaba que 16 años después (el 18 de agosto de 1936) lo iban a asesinar por su forma de ser y pensar.

Semanas antes de su asesinato, García Lorca empezó a ser preso del miedo, pues cerca de donde vivía la sublevación contra la República española era cuestión de tiempo. El general Queipo de Llano avisaría que todos aquellos que mostraran resistencia contra los sublevados serían tiroteados “como perros”. Poco después cuando detienen a Federico, se sabría por la acusación que el motivo del arresto fue que este poeta “hizo más daño con la pluma de lo que otros hicieron con el revólver”. Finalmente, lo asesinaron por la madrugada de aquel 18 de agosto de 1936, no lo dejaron ver la luz del nuevo día, apagaron la flama, pero ignoraron que la hoguera ya estaba encendida.

Deberíamos estar plenamente identificados, los que nacimos en el 98, debemos ser conscientes de que somos parte de una generación en la que, aparentemente, no nos tocó vivir una verdadera dictadura en carne y hueso como las que vivieron nuestros abuelos y papás en América Latina. No quiero decir que las cosas estén bien, de hecho, los Estados de nuestra región suelen ser y han sido partícipes y protagonistas de violaciones sistemáticas de derechos humanos, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, por decir poco; no hablemos ya del crimen organizado.

Hoy vivimos tiempos distintos en los que podemos decir que vivimos mucho más libres que hace 100 años, hay muchísimo por hacer, los derechos no se cumplen para todos. Los que gozamos de una lista interminable de privilegios tenemos una gran deuda de empatía con las minorías que no han encontrado respuestas ni formas de expresarse libremente sin tener miedo al peligro. Debemos dejar que hablen y el Estado debe evitar que no los callen. Federico decía en Bodas de Sangre: “callar y quemarse es el peor castigo que se nos puede echar encima".

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