La Comunicación de AMLO ¡la peor!

Por: Alonso Huitron

El presidente Andrés Manuel López Obrador es, sin duda, uno de los mejores comunicadores en cuestiones políticas en los últimos tiempos, para ser más claros, desde el año 2000, cuando tomó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, desde entonces su estrategia de comunicación política ha sido única, inigualable y la peor de todas para la oposición.

Aunque básica, para algunos sin chiste, para otros desgastante e innecesaria, la estrategia de las mañaneras de Andrés Manuel han puesto los pelos de puntos a todos, incluso al propio Vicente Fox y a su equipo, en su periodo como presidente de México (2000-2006), así lo expone Rubén Aguilar, quien fuera el coordinador de Comunicación Social y Portavoz de la Presidencia de la República en dicho sexenio, en su libro La Comunicación Presidencial en México (1988-2012).

Aguilar cuenta como las mañaneras del Jefe de Gobierno del Distrito Federal era un dolor de cabeza para el equipo, ya que esté siempre posicionaba la agenda nacional, no la del DF, ¡la nacional! en los medios de comunicación, dejando de lado al propio presidente. Incluso, en muchas ocasiones se le llegó a cuestionar a Fox, alguna reacción sobre lo que había dicho AMLO, apenas una hora antes, hecho que resultaba complicado, ya que ni el equipo, ni el presidente sabían de qué había hablado en la mañanera del Palacio del Ayuntamiento.

Esto provocó que la Presidencia de México modificara su estrategia de comunicación, ya que debían estar siempre al pendiente de las conferencias matutinas y además preparar la reacción del presidente por si llegaban a preguntarle.

Pero sabían que, lejos de mantener vigilado, al entonces perredista, lo que debían hacer era ganarle la agenda y que fueran los temas del presidente los que se posicionaran, por ende, se intentó replicar las mañaneras, dictadas por el propio Rubén, situación que lo único que causo fue un gran desvelo por parte de ese equipo, AMLO seguía llevando los temas de discusión a los medios de comunicación.

Ahora en la presidencia, sorprendió a muchos, que el morenista fuera a retomar la estrategia de las conferencias matutinas, incluso veían imposible que el presidente, tuviera el tiempo para hacerlo, ya sea por giras, pendientes, u alguna otra acción, pero ¿Cómo no iba a retomar una estrategia tan exitosa, que a inicios de los dosmiles, le había robado los reflectores al propio presidente de nuestro país?

Es tan exitosa la comunicación, que, a pesar de que existen las redes sociales, siguen ocurriendo tres factores muy importantes que lo hacen llevar la ventaja en todo; el primero, es que AMLO sigue posicionando la agenda, todo el día se habla de lo que el presidente dijo en la mañanera, por mucha o poca relevancia que tenga el tema; dos, la oposición sigue reaccionando a lo que él dice, cayendo en su juego, avivando más el fuego que el presidente inicia y que por lo tanto sabe cómo y cuándo apagarlo; y tres, para cuando a él le toca responder, el discurso ya está armado, porque sabe con qué lo atacarán.

Y sí, la oposición cae en su juego y lo hace mal, porque se desgastan más en atacarlo, en ver en que se equivoca, en sacar “argumentos en contra”, y no se enfocan en construir, en comunicar algo diferente, que sean ellos quienes lleven la agenda en los medios, que ganen el discurso en la arena mediática y digital, y que sea el residente de Palacio Nacional que tenga que reaccionar ante estas acciones, sin tener la menor idea de por donde le llegará el ataque, esto siempre acompañado de una buena dosis de carisma, que tocaré en otra ocasión.

Dice el propio Rubén que “la realidad es que siguen operando, (la oposición) incluso con nuevos medios tecnológicos, la vieja concepción de comunicar y hacer política”, esto cuando el propio AMLO va años luz, desde el 2000.

A un año y medio de haber iniciado el gobierno, las mañaneras siguen y por lo que se vislumbra, seguirán hasta el fin del sexenio, al final “en la sociedad mediática en la que vivimos se puede afirmar que gobernar es comunicar o comunicar es gobernar”, ambas premisas aplican para nuestro presidente, pero pues cada quien.