La candidatura de Kanye West y el modelo outsider

Por: Estefanía Porras

No es nuevo para la política que personas fuera de los partidos políticos busquen participar en la competencia por cargos públicos. De hecho, la inclusión de candidaturas independientes en los modelos democráticos ha sido un mecanismo para resarcir los vicios de las asociaciones partidistas y así brindar una alternativa a los ciudadanos que cada vez se sienten menos representados por los actores políticos tradicionales.

Las intenciones de Kanye West por participar en las elecciones estadounidenses, han generado polémica, trayendo a la luz los debates que siempre surgen junto a los candidatos outsider. Estos nuevos políticos tienen como principal estrategia ser irreverentes y señalar con fuerza temas que polarizan a la sociedad, logrando con ello, tomar distancia del político tradicional y guardarse en la mente de las personas (¿Alguien dijo “Bronco”?).

Si bien el rapero la tiene difícil debido a no haber concretado registros en estados importantes, así como enfrentarse al actual presidente, Trump, y al demócrata Joe Biden, cada que sale en medios da de qué hablar. Hace unos días fue el arranque de su campaña en North Charlestton, donde se posicionó en temas como la legalización de la marihuana y el aborto, con el primer tema a favor y en el segundo, aprobando la legalidad, pero marcando una postura anti derechos.

Aunque esta figura parece no tener nada que ver en la escena política, las democracias deben congregar la participación de todos. Sin embargo, los cuestionamientos no se hacen esperar. Kanye West ha dado muestras de posicionamientos y acciones violentas, lo menos que podemos mencionar es el ataque misógino emprendido contra la cantante Taylor Swift. Pero si un hombre con ideas tan problemáticas como Trump ha llegado al poder, es porque una parte del votante americano se refleja en su persona.

Y la lupa debemos ponerla en ello. Las democracias representativas con su fuerte llamado a la legitimidad con base en el voto de la mayoría, no termina por evaluar la congruencia del discurso de las personas que buscan el poder, aunque con la máxima del mayor número de derechos para todos. Y aunque no es la respuesta implementar censuras, es necesario encontrar un camino para que el retroceso en los derechos humanos no sea una consecuencia de la falta de confianza en las instituciones, principalmente en los partidos políticos.