Jarocho en La Mexicana
- Subversivo_mx

- 26 ago 2020
- 3 Min. de lectura

Juan Pablo Figueroa Mansur
Como veracruzano foráneo viviendo y estudiando en la capital del país, nunca se termina de conocer esta Gran Ciudad, la Gran Tenochtitlán, la Contaminadísima pero Insustituible Ciudad de México. Un lugar que ha sido testigo de los más grandes hitos históricos que hacen de nuestro país lo que es, y lo que seguirá siendo también. Cada fin de semana -antes de las cuatro cuarentenas que llevamos- podías ir a algún lugar diferente de esta enorme ciudad; como dice una persona local que estimo mucho: “Aquí en el DF hay lugares para todos los bolsillos y todos los presupuestos”. En parte, tiene razón.
Hace casi año y medio conocí el Parque La Mexicana, ubicado en Santa Fe. Me sorprendió lo hermoso, lo limpio y lo ordenado. Pero me llamaron la atención muchas cosas que me han hecho reflexionar sobre el tipo de espacios públicos a los que debemos aspirar.
Primero, dicho parque está ubicado en Santa Fe, una de las zonas de la Ciudad de México más caras en términos comerciales y de vivienda, también se trata de uno de los lugares con menor accesibilidad al transporte público para llegar. No solo las opciones de movilidad son ineficientes, las que hay resultan costosas; trabajar allá y vivir lejos implica desembolsar diario un porcentaje considerable del ingreso, sumado al desgaste de tomar una, dos o hasta tres rutas porque no hay opciones directas desde ciertos puntos de la ciudad.
Como anécdota que seguro muchos conocerán, hace algún tiempo había un plan para llevar el Metrobús para Santa Fe, pero no se hizo realidad debido a la oposición de los vecinos de ciertas colonias elitistas que se negaron a “ver pasar gente fea por SUS áreas y calles”. Es claro que las personas clasistas se escandalizan cuando llevan viviendo toda su vida en su propio mundo; por eso ven para abajo y como extraños a las personas que están fuera de su burbuja; los ven como invasores, cuando en realidad es al revés, porque muchas de las personas son víctimas de la gentrificación y del propio abandono del Estado que prefiere darle facilidades a la “inversión de vanguardia”.
Si a Santa Fe llegas en coche por las pocas opciones de movilidad que hay, al llegar a La Mexicana te darás cuenta de los pocos lugares de estacionamiento que hay. Es claro que fue diseñado por y para los vecinos de la zona, pero si aspira a ser un espacio público, debería ser más democrático. Es claro que no todas las personas pueden pagar restaurantes en la Terraza Gourmet o un café del Starbucks de ahí. Ojo, esto no es “malo” per se, pero quien administra debería incluir más opciones de comida si es que se pretende ser más incluyentes.
Me queda claro que muchos parques de la CDMX, y en general del país, tienen problemas de inseguridad, basura y mantenimiento. Como si la existencia de un parque privado como La Mexicana donde los ricos tienen mayor acceso, donde los ricos pueden seguir viviendo en sus burbujas para no escandalizarse de la “gente fea”, fuera la única opción.
Mi reflexión final sobre todo esto es que debemos recuperar los espacios públicos, el Estado podría y debería hacerlo, pero muchas veces no hay los incentivos para invertir en este tipo de cosas, no es muy obvio para ellos los enormes beneficios que generaría el crear espacios de interacción y comunidad. Dado eso, es posible buscar un esquema donde la iniciativa privada aporte ideas y parte del capital al Estado para generar espacios públicos dignos, sustentables, democráticos, accesibles, donde nadie nunca más se sienta excluido por barreras económicas o de clase.







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