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El castigo ejemplar

  • Foto del escritor: Subversivo_mx
    Subversivo_mx
  • 4 ago. 2020
  • 1 Min. de lectura

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ESTEFANÍA PORRAS


La tecnología de punta, las estrategias conjuntas y la voluntad política han dado resultados con la reciente detención de El Marro. Sin embargo, los elementos a celebrar son cuestionables o nulos, aunque los grupos partidistas lo olviden. La hidra, como nombramos a toda estructura delictiva, no deja de arrojar cabezas, mientras la clase política estrecha sus manos y cierra filas.

El mal endémico de Guanajuato, nacido con PEMEX como la gallina de los huevos de oro, parece haber terminado. Lo que sigue es esperar que el Cártel de Santa Rosa de Lima termine por colapsar, que surjan nuevas organizaciones o que una más poderosa a ejercer control sobre el estado, como nos ha dejado ver la evidencia en otros lugares.

Los que vengan a ocupar la plaza representan un problema que migró de otro estado: “de ellos, no nuestros”.

La proyección que se da en medios al caso tiene una razón de ser. Dependiendo la filial partidista con la que se comulgue, ésta es una estrella para el gobierno federal y el estatal. Un nombre que hasta hace un par de años era desconocido suena como el hombre más buscado del país y hoy se encuentra detenido.

Un castigo ejemplar que no se traduce en justicia. Los aplausos no devuelven vidas, las personas y los proyectos arrebatados por el crimen organizado no se reconstruyen con la detención de un cabecilla.

¿Quién puede celebrar cuando no hay garantía de un resultado mejor?

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