De la quiebra al poder

ALONSO HUITRON

Hace un mes Vicente Fox, nuevamente, fue tendencia en redes sociales y no por un análisis sesudo (como los que suele hacer), o por alguna propuesta que beneficie a las mexicanas y a los mexicanos como oposición digna que representa. Resulta, que el expresidente, como todo influencer, ofreció sus servicios para enviar felicitaciones de cumpleaños, así como mensajes para promover un negocio, esto por la módica cantidad de casi 6 mil pesos.

Y la verdad es que no nos queda duda del gran empresario que es, imagínense que logró rescatar de la quiebra a todas las empresas de sus familias y construir toda una red de negocios durante y después de su paso por la presidencia de México, entre el año 2000 y 2006. Incluso, logró quedarse con las tierras que peleaba con ejidatarios de Guanajuato, esto al promover una ley que benefició a toda su familia.

En sus primeros días como gobernador de dicho estado, expone Daniel Lizárraga, en el libro Fox, Negocios a la sombra del poder, la vida de Chente era de clase media. En su primera declaración de bienes inscribió una vaca, una estufa y un préstamo de 70 mil pesos hecho por un amigo.

Al término de su mandato como presidente, los registros públicos mostraban al menos 10 empresas relacionadas con su familia y la Hacienda San Cristóbal se había transformado en un spa con salones para fiestas sociales, el cual, era atendido por Pablo Jiménez, asignado como auxiliar administrativo a Fox por parte de la Presidencia de la República, esto como una de las prestaciones que recibían los expresidentes, es decir el sueldo de Pablo ¡Lo pagábamos los mexicanos! De acuerdo con esta investigación, al menos en 2015, la hacienda reportó una ganancia de 4.9 millones de pesos, además, claro, de no pagar impuestos.

Eso, es apenas uno de sus negocios, el clan Fox-Sahagún, ha creado un emporio industrial con cientos de hectáreas de cultivo y cuatro plantas que congelan y procesan miles de toneladas de productos agrícolas que congelan, procesan y envían al extranjero.

Aunado a esto, el Centro Fox, centro de negocios de Vicente, el cual cuenta con una réplica idéntica de la oficina que ocupó el exmandatario en La Residencia Oficial de los Pinos, ha recibido jugosas donaciones, como la que recibió de 200 mil dólares por parte de una empresa británica, la cual nunca fue aclarada, pese a que Martha Sahagún así lo prometió al periodista Raúl Olmos, autor de este libro que revela todos los negocios con los que se benefició la dinastía Fox-Sahagún, al menos hasta 2018.

Porque además sabrán, que no solo habla a lo pendejo, habla por negocios, recuerdan cuando apoyó abiertamente la campaña del Lord Peña, pues gracias a eso, logró beneficiarse de contratos para la realización de eventos y capacitaciones de al menos cuatro secretarías de Estado, en el Centro Fox.

Por si fuera poco, este centro recibió 14 millones 384 mil pesos de subsidio Federal, a través de fondos de apoyo a la cultura y al desarrollo de pequeñas empresas, y la nómina de las personas que laboraban ahí, estaba pagada por la Presidencia de la República, “los funcionarios federales habían recibido la encomienda de convertirse en vendedores de bodas, primeras comuniones y quince años que se realizaban en el rancho del exmandatario”, expone Olmos.

¡Cómo no iba a llorar cuando le quitaron su pensión!, la cual, según él no le alcanzaba, pero al menos en el lapso de esta investigación, y de acuerdo con los registros públicos, Vicente Fox había multiplicado sus bienes desde 2006, ya que además de su racho, en 2011 compró un departamento en Santa Fe, por el que pagó casi 5 millones de pesos (muy poco para haber sido en una de las zonas más exclusivas del país), diez meses después, compró una residencia en el Club Campestre de León por 8 millones de pesos y meses después, compró un departamento en la colonia Roma de la Ciudad de México por 6 millones y medio de pesos. ¡Lo bueno es que la pensión no le alcanzaba!

Esto, solo es la radiografía de los grandes negocios que Vicente Fox tiene, y recibir 6 mil pesos, por un mensaje, ni werevertumorro en su época más jodida, pero pues cada quien.

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