Daños colaterales
- Subversivo_mx

- 17 jul 2020
- 3 Min. de lectura

Por: Regina Carlin
Después de enterarnos de alguna noticia sobre personas asesinadas en algún enfrentamiento entre el crimen organizado, un consuelo común en mis alrededores era: “Se están matando entre ellos”. Si yo no era uno de ellos, si mi familia no era uno de ellos, no había porque preocuparse, ¿no?
El Bajío, aunque siempre algo inseguro, era lejano de los problemas de cárteles que enfrentaron otros estados. El norte era peligroso, claro, tan cerca de la frontera. ¿Pero nosotros?
Durante la llamada guerra contra el narco en el sexenio de Felipe Calderón, salimos prácticamente intactos. Pero sin afán de analizar más los antecedentes o motivos por los cuales nos encontramos aquí, es obvio que la inseguridad alcanzó a Guanajuato, y cuando las balaceras pasan a todas horas y en todos lugares te das cuenta de que lo grave también son todos los daños colaterales.
Las pequeñas y medianas empresas, en México generan hasta 81% de las ofertas de trabajo y más de 70% de los empleos, esto viene al caso porque en Celaya los negocios estaban cerrando antes de la pandemia. Las amenazas, las exigencias de pagos de cuotas (a veces a dos cárteles distintos) y la falta de clientes por la inseguridad, son tan solo algunos de los síntomas que terminaron por condenar la mayoría de los negocios, y con ello, dejando a miles de personas sin empleo.
Las muertes de estudiantes lamentablemente, víctimas de esta gran maraña de crimen organizado, llegaron a la ciudad. En medio de esa crisis de seguridad, 14 estudiantes han perdido la vida, de marzo de 2019 a la fecha: Diego, Ulises, Rogelio, Arturo, Humberto, Nadia, Gabriel, María Guadalupe, Nery Joanna, Edwin, Nayeli Guadalupe, Antonio, Luis y Francisca eran sus nombres.
Por ejemplo, Diego Becerra, estudiante del Instituto Tecnológico de Celaya, trabajaba en su propio negocio de emprendimiento cuando le quitaron la vida junto a sus hermanos y un amigo.
Los grupos y publicaciones en redes sociales todos los días se ven saturadas por amigos subiendo fotos de sus vehículos, por si alguien los reconoce, ya que se los robaron. Los robos a casa habitación y asaltos tampoco se dejan esperar. Celaya esta cimbrada por el terror de solo existir ahí.
La semana pasada, un ataque armado a un centro de verificación vehicular les arrebató la vida a 5 personas, entre ellas Andrés Fernández, empresario. Este evento provocó una marcha en la ciudad, donde los habitantes muestran estar hartos de formar parte de esta guerra interminable.
Cuando los daños dejan de ser colaterales y se convierten en la pérdida de tu vehículo, tu negocio, tu trabajo, la vida de un conocido, un amigo, un familiar, dejan de sentirse como eventos no intencionales derivados de una pelea entre dos o más bandos, se siente personal. Se rompe esa burbuja donde creemos que la crisis de violencia solo afecta a personas que se ven inmiscuidos con grupos delictivos. Entonces, si el lugar donde vives no te permite desarrollarte, estudiar, emprender, echar raíces en paz ¿qué haces?
Migrar no es una opción para la mayoría que, en medio de una crisis de empleo a nivel mundial, aventurarse y salir de lo conocido es también un reto. Los pocos que pueden, huyen del que un día fue su hogar.
Guanajuato entero esta convertido en un estado donde superarte, o tan solo existir, es imposible. Esta problemática ha permeado a toda la sociedad y ya no solo es “entre ellos” ahora es “entre todos”.







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